De este día en adelante, mi vida será armoniosa y abarcadora.
Déjame aprender a aceptar los distintos puntos de vista de la gente,
porque todos buscamos la misma felicidad y alegría en la vida.
Que yo no condene a nadie porque se vea, piense o actúe diferente.
Déjame realizar la unidad espiritual tras la diversidad en la creación
y recordar siempre que somos miembros de la misma familia divina.
A mi propio modo, humildemente, pueda yo contribuir con la paz,
la alegría y la armonía del mundo. (S. Satchidananda)
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